Recientemente han sido publicados dos artículos sobre las infecciones urinarias recurrentes en mujeres que hemos considerado interesantes para comentar. Uno de ellos, en Drug and Therapeutics Bulletin trata específicamente su prevención y el otro, en BMJ lo amplía a su diagnóstico y tratamiento.
Se entiende por infección recurrente cuando la mujer presenta dos o más infecciones en 6 meses o tres o más en un año. La mayoría de los procesos son reinfecciones. La patogénesis de las recurrencias es similar a la de las infecciones esporádicas, alrededor del 70% debidas a E. coli.
De forma general, los episodios recurrentes pueden ser tratados con los mismos regímenes de antibióticos utilizados en las infecciones esporádicas, reevaluándose la terapia empírica inicial tras los resultados de los cultivos de orina. En nuestro país, el tratamiento más recomendado en las cistitis no complicadas es una dosis única de 3g de fosfomicina trometamol por su eficacia y bajo nivel de resistencias (Guía Área Aljarafe del Servicio Andaluz de Salud, Guía Área 9 del SERMAS).
Desde el punto de vista de la prevención, se han ensayado múltiples terapias. En determinadas mujeres con buena educación sanitaria y pocas recurrencias, puede valorarse el autotratamiento precoz, es decir, la propia paciente inicia el tratamiento cuando detecta los primeros síntomas de la infección urinaria. Aunque no es una medida profiláctica propiamente dicha, se ha mostrado eficaz y segura y logra disminuir el uso de antibióticos.
En cuanto a qué tratamiento antibiótico utilizar en profilaxis, debe decidirse de forma consensuada con la paciente, en función de su historia microbiológica, su tolerancia y los efectos adversos provocados en la flora intestinal. La pauta de administración puede variar: dosis bajas diarias nocturnas, tres veces a la semana o una dosis postcoital cuando las infecciones se relacionen con las relaciones sexuales. Suele emplearse una dosis baja durante 6 meses. Hay que tener en cuenta que la eficacia desaparece cuando deja de tomarse. Ninguna familia de antibiótico ha demostrado clara superioridad respecto al resto. Los más utilizados son nitrofurantoina, cotrimoxazol o quinolonas. Una opción no mencionada en estos textos, porque en Reino Unido no está comercializada, pero recomendada en nuestras guías es fosfomicina trometamol 3g cada 10 días, debido a los altos niveles de resistencias a cotrimoxazol y quinolonas. Los efectos adversos más comunes son nauseas y candidiasis. En el caso de nitrofurantoina, hay que tener presente que puede causar toxicidad pulmonar.
En cuanto a prevención con otras terapias, se comentan varias alternativas. Algunas con dudosa eficacia y que, en el mejor de los casos, no han demostrado igualar a las antimicrobianas, como pueden ser los productos de arándano o los estrógenos vaginales en mujeres postmenopáusicas. Otras con insuficiente evidencia para ser recomendadas son los lactobacillus o la inmunoterapia con E. coli.
Entrada elaborada por José Manuel Izquierdo Palomares
he estado viendo en otros blog, que un buen tratamiento pra la infeccion urinaria es a base de arandanos, creo que ha tenido buenos resultados..
Saludos.
Buenos días, la terapia basada en arándanos presenta muchas dudas. Aunque algunos trabajos han mostrado eficacia (sin superar a los antibióticos), existen discrepancias en sus diseños y las dosis y formulaciones utilizadas, lo que no permite considerarla de elección como único tratamiento.
Buenos días Norka, gracias por tu consulta pero no respondemos preguntas clínicas a través del blog.
Un saludo,
Direcció del Blog de la SEFAP