Pocas veces existe un consenso tan amplio entre todos los profesionales sanitarios como en la preocupación sobre el aumento de las resistencias a los antimicrobianos. Y no es en vano, ya que los datos empiezan a ser alarmantes y la realidad es que nos estamos quedando sin antibióticos eficaces para tratar a los microorganismos multirresistentes.
El consumo excesivo de antibióticos es uno de los factores condicionantes de la aparición de resistencias. Dentro de los europeos, nuestro país está entre los que consumen más antibióticos de forma global, más quinolonas y entre los que tienen una mayor ratio de consumo de penicilinas, cefalosporinas o macrólidos de amplio espectro respecto a los de espectro reducido (75,5%), lo que puede interpretarse como un problema en la selección del antimicrobiano.
Por ejemplo, un estudio que compara los datos de utilización de antibióticos de 2010 en Aragón con los de Dinamarca, pone de manifiesto que Aragón consumía más antibióticos y que, mientras que en esta zona existía un elevado consumo de penicilinas de amplio espectro, en Dinamarca la mayoría eran de espectro reducido. También aparecían notables diferencias en la prescripción de quinolonas.
Este perfil de consumo se traduce en que en España, la resistencia de Escherichia coli a fluoroquinolonas triplica la de los países europeos con menores tasas de resistencias, la presencia de Staphylococcus aureus resistentes a meticilina y Streptococcus pneumoniae no susceptible a penicilina es 10 veces mayor y tenemos uno de los mayores porcentajes de Klebsiella pneumoniae resistente a los carbapenémicos.
El problema es grave y tiene como origen numerosas causas, por lo que las soluciones deben ser multidisciplinares y con un enfoque global, incluyendo la atención primaria, hospitalaria y sociosanitaria, y a los profesionales sanitarios y a los pacientes.
A la vista de la gravedad de la situación, en las conclusiones de la reunión del Consejo de la Unión Europea del 29 de mayo de 2012 sobre el impacto de las resistencias antimicrobianas se solicita a los Estados Miembros que desarrollen y apliquen, a nivel nacional, estrategias o planes de acción para contener el desarrollo de las mismas. En España se ha elaborado el Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antibióticos que se presentó en la jornada celebrada en el Ministerio de Sanidad con motivo del día europeo del uso prudente de los antibióticos del año 2013 y que se publicó en noviembre de 2014. Este plan está coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios y tendrá un plazo de realización de cinco años (2014 a 2018). Destaca el amplio número de organismos e instituciones que han participado en su elaboración y que se encargarán de desarrollarlo (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Ministerio de Economía y Competitividad, Ministerio de interior, Ministerio de Defensa, las CCAA, sociedades y asociaciones científicas, profesionales y de productores, laboratorios de referencia y plataformas profesionales, Universidades y Organizaciones Colegiales).
El plan establece seis líneas estratégicas que a su vez se subdividen en medidas y acciones que afectan tanto al ámbito de la salud humana como veterinaria:
- Línea estratégica I. Vigilancia del consumo de antibióticos y de las resistencias a los antimicrobianos
- Línea estratégica II. Controlar las resistencias bacterianas
- Línea estratégica III. Identificar e impulsar medidas alternativas y/o complementarias de prevención y tratamiento
- Línea estratégica IV. Definir prioridades en materia de investigación
- Línea estratégica V. Formación e información a los profesionales sanitarios
- Línea estratégica VI. Comunicación y sensibilización de la población en su conjunto y de subgrupos de población
Para su desarrollo, se han constituido dos grupos de coordinación, uno técnico y otro formado por las CCAA, y varios grupos de trabajo en donde se están discutiendo y perfilando las distintas medidas incluidas en cada línea estratégica.
A pesar de la complejidad de coordinación y puesta en marcha de un plan de esta envergadura, esperamos que, por el interés de todos, consiga los resultados que se propone. En cualquier caso, según indica el último informe de vigilancia de resistencias del ECDC, el uso prudente de los antibióticos y las estrategias integrales de control de la infección por todos los sectores sanitarios son las piedras angulares de las intervenciones efectivas para prevenir la selección y transmisión de bacterias resistentes a los antibióticos.
Como diría Sabina, nos sobran los motivos. Ya que de la correcta utilización de los antibióticos depende en gran medida que sigan siendo eficaces en el futuro… cuidémoslos.
Entrada elaborada por José Manuel Izquierdo Palomares
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