Podemos traducir “whammy” como un golpe, mala pata o un revés. Cuando hablamos de “triple whammy”, nos referimos a tres golpes simultáneos que se producen a nivel renal debido al tratamiento concomitante con inhibidores de la enzima de conversión de angiotensina (iECA) o antagonistas del receptor de la angiotensina II (ARA-II), diuréticos y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs, incluidos los inhibidores de la COX2) , combinación que aumenta el riesgo de fracaso renal agudo (FRA).
En diversas situaciones, como el uso de diuréticos o deshidratación, en las que el volumen sanguíneo puede verse comprometido, se ponen en marcha mecanismos compensatorios a nivel renal. Entre estos mecanismos compensatorios encontramos la activación del sistema renina-angiotensina o la síntesis de prostaglandinas. Por una parte, la producción de renina provoca la vasoconstricción de las arteriolas eferentes mediante la acción de la angiotensina II sobre los receptores AT1, mientras que la síntesis de prostaglandinas produce la vasodilatación de las arteriolas aferentes. Ambos mecanismos persiguen mantener la presión intraglomerular.
A nivel renal, los iECA y los ARA-II reducen la presión intraglomerular y aumentan la eliminación de sodio y agua, mediante el bloqueo del sistema renina-angiotensina en diferentes niveles. Inhiben la transformación de angiotensina I en angiotensina II y evitan la activación de los receptores AT1 por la angiotensina II, respectivamente.
El consumo crónico de altas dosis de AINEs se relaciona con un empeoramiento de la función renal y con un peor control de la presión arterial en pacientes hipertensos. Esta afectación renal por los AINEs se produce por la inhibición de la síntesis de prostaglandinas, que conlleva una vasoconstricción de las arteriolas aferentes, provocando una disminución del filtrado glomerular.
Estos grupos de fármacos bloquean los mecanismos compensatorios renales y junto con los diuréticos producen cada uno un “whammy” a nivel del glomérulo. Se ha demostrado que la acción conjunta de los tres mecanismos aumenta el riesgo de FRA.
Hace ya más de 15 años que se publicaron los primeros casos de FRA en pacientes que estaban en tratamiento con alguno de estos grupos de medicamentos. Posteriormente se han publicado diferentes tipos de estudios que confirman esta asociación. En un estudio transversal en pacientes ingresados, se encontró una correlación entre la toma de al menos 2 medicamentos de estos grupos y un empeoramiento de la función renal. En el año 2013 se publicó un estudio de casos y controles en el que se observó que el consumo de la triple terapia aumentaba en un 30 % el riesgo relativo de FRA comparada con la doble terapia iECA/ARA-II + diurético (RR 1,31; IC 95% 1,12 a 1,53), siendo este aumento de riesgo aún mayor (82%) en los primeros 30 días tras el inicio del triple tratamiento (RR 1,82; IC 1,35-2,46). Un año más tarde se publicaron los resultados de un análisis de una base de datos francesa de farmacovigilancia, en el que se detectó que alrededor de un cuarto de las notificaciones en las que se incluían AINEs y fármacos antihipertensivos, se asociaron con efectos adversos graves, principalmente FRA. Más recientemente y en nuestro país, se ha realizado un estudio observacional retrospectivo con diferentes etapas: una primera transversal para identificar FRA asociado a fármacos, una segunda de seguimiento de pacientes consumidores de iECA/ARA-II y/o diurético y/o AINE y aparición de FRA y una tercera para evaluar costes y mortalidad del FRA asociado al consumo de estos fármacos. En este estudio se detectaron 85 ingresos por FRA asociado al uso extrahospitalario de la triple combinación y se estimó una incidencia poblacional de 8,82 casos/1.000 consumidores/año (IC 95% 4,4 a 17,3) en pacientes con la triple terapia, que resultó similar a la incidencia asociada a la doble terapia con AINEs y diuréticos 8,99 casos/1.000 consumidores/año (IC 95% 3,16 a 25,3). De forma paralela, diferentes boletines han hecho referencia al “triple whammy”, desde INFAC a nivel nacional hasta Pharmacist’s Letter o SaferX a nivel internacional. Incluso otros autores han propuesto la existencia del “quadruple whammy”, haciendo referencia a la situación clínica del paciente como el cuarto golpe.
En una de las comunicaciones orales del XIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria celebrado en Mérida, compañeras del Departamento de la Plana, en Castellón, presentaron los resultados de un trabajo en el que, tras informar a los médicos de familia sobre el “triple whammy”, consiguieron una reducción del 40% de pacientes en tratamiento con la triple terapia, de 342 inicialmente a 205 tras la intervención.
La información a los profesionales sanitarios del riego de la combinación puede ayudar a reducir el número de pacientes en tratamiento con la triple terapia, ya que en ocasiones se mantienen prescripciones de forma crónica de manera innecesaria o bien el paciente consume AINEs sin prescripción médica. Se debería evitar el uso de esta asociación triple siempre que sea posible y de lo contrario, se recomienda monitorizar estrechamente los niveles de creatinina y de potasio, especialmente durante el primer mes de tratamiento. Por último, los pacientes que requieren tratamiento crónico concomitante con estos tres fármacos también deben ser educados e informados para evitar situaciones (principalmente deshidratación) que puedan desencadenar un FRA.
Entrada elaborada por Fernando do Pazo Oubiña y Raquel Rodríguez Rincón
Los autores son Farmacéuticos de Atención Primaria que trabajan actualmente en el Sector Ponent de Mallorca (Hospital Universitari Son Espases). La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene porqué representar la posición de la organización en la que desarrollan su actividad profesional.
Reblogueó esto en Asistente.
En nuestro centro nos ha salido la duda de si el AAS, también podria considerarse del mismo riesgom que el AINE , hay alguna articulo que lo incluye, que opinais al respecto?
Desde nuestro punto de vista, AAS a dosis antiinflamatorias aumenta el riesgo de fallo renal de forma similar al resto de AINEs, sin embargo en tratamientos antiagregantes no lo vemos tan evidente.
La acción del AAS sobre la ciclooxigenasa a nivel plaquetario evita la síntesis de tromboxano A2 inhibiendo la agregación plaquetaria, mientras que a nivel vascular evita la síntesis de prostaglandinas, produciendo un efecto vasoconstrictor, que en este caso podría afectar a nivel renal. El efecto a nivel plaquetario es más duradero que a nivel vascular, puesto que a diferencia de las células vasculares, las plaquetas no tienen capacidad de resintetizar la ciclooxigenasa. Cuando se administra AAS como antiagregante (una vez al día y dosis más bajas), el efecto principal se produce a nivel plaquetario, siendo la vasoconstricción a nivel vascular un efecto de menor intensidad y duración. Por tanto, aunque algunos autores lo incluyan en sus estudios, consideramos que el riesgo de afectación renal en tratamientos con AAS como antiagregante no está tan claramente establecido.
Curiosamente, en la clasificación ATC, AAS no se encuentra en el mismo grupo de que los AINEs (M01), sino que se encuentra clasificado en B01AC (Inhibidores de la agregación plaquetaria, excluyendo heparina) y en N02BA (ácido salicílico y derivados).
Muchas gracias por la respuesta.
En lo posible evitar aines o estar vigilante.