La sobreactuación terapéutica se reconoce como un problema ampliamente extendido en nuestra sociedad y trae como consecuencia el sobretratamiento y la polimedicación inapropiada. En contraposición aparece el concepto de la desprescripción, de la que hemos hablado en varias ocasiones en este blog, entendida como la retirada de medicamentos en un intento de reducir efectos adversos y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Con el nuevo año llegan nuevos propósitos y con ellos varios artículos que debaten y presentan propuestas para abordar y paliar, en la medida de lo posible, estas cuestiones. El Lancet en su serie Right Care recoge una colección de artículos de referencia sobre este movimiento en la que varios expertos debaten sobre los daños que el sobreuso provoca en los pacientes y los sistemas sanitarios. Por otra parte el European Journal of Hospital Pharmacy dedica el número del mes de enero a la desprescripción, abordada desde diferentes perspectivas (atención primaria, paciente, equipos mutidisciplinares, etc). Este número especial recopila también una revisión de las guías estructuradas para desprescribir además de varios casos y editoriales en los que, entre otros temas, se pone de manifiesto las dificultades y los retos que plantea la desprescripción en poblaciones especiales como los pacientes con multimorbilidades o en los ancianos frágiles.
La desprescripción está adquiriendo un gran protagonismo en los últimos tiempos aunque la realidad es que a día de hoy se dispone de escasas herramientas que ayuden y asistan a los clínicos a iniciar el proceso de desprescripción. Dado el interés que suscita este tema hemos seleccionado tres herramientas desarrolladas en otros países que, por su utilidad, a nuestro juicio conviene conocer.
Esta web Australiana recopila una serie de recursos para dar soporte a la desprescripción. Se trata de 18 fichas descargables en formato PDF que abordan información general así como estrategias para la retirada de determinados grupos terapéuticos o medicamentos en concreto. Las fichas son un excelente recurso por ser sintéticas, visuales y contener información valiosa bien estructurada.
Es una herramienta on-line diseñada para ayudar a los profesionales sanitarios a valorar qué medicamentos priorizar en la desprescripción y la evidencia relacionada. Se trata de una aplicación interactiva en la que se introduce el binomio medicamento- indicación del plan de medicación del paciente y propone con qué medicamentos sería preferible comenzar la desprescripción. Además indica cuáles son los posibles efectos adversos de la retirada y ofrece recomendaciones específicas para llevarla a cabo. En este momento cuenta con información, consensuada con un panel de expertos, de más de 400 medicamentos agrupados en aproximadamente 80 categorías.
Esta iniciativa, liderada por James McCormack, profesor de la Universidad de British Columbia a quien entrevistamos en este blog, ha sido ampliamente difundida y recientemente ha recibido financiación pública con el objetivo de estudiar y validar la herramienta.
Es una web desarrollada por la Canadian Deprescribing Network que dispone de guías y algoritmos sobre varios grupos terapéuticos (IBP, benzodiacepinas, sulfonilureas y antipsicóticos). Complementa esta información con trípticos informativos para pacientes y enlaces a otras organizaciones con intereses similares. Parece además, según comentan en su web, que en breve dispondrán de instrumentos de ayuda a la toma de decisiones.
Son muy activos en twitter, por lo que conviene seguir su cuenta para estar al día de iniciativas, recursos y publicaciones de todo el mundo relacionadas con la desprescripción.
Con el tiempo, sería deseable disponer de más recursos prácticos para la desprescripción. ¿Conocéis otras herramientas? ¿Son útiles? ¿Cuál consideráis imprescindible? Compártelas con nosotros en los comentarios.
Entrada elaborada por Laura Diego.
El autor trabaja actualmente en el Centre d’Informació de Medicaments de Catalunya (CedimCat). La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene porqué representar la posición de la organización en la que desarrolla su actividad profesional.
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