La asociación entre diabetes y psicosis se describió antes de la introducción de los neurolépticos para el tratamiento de la esquizofrenia, sugiriendo la existencia de una asociación entre las alteraciones en el metabolismo de glucosa y la patología psiquiátrica grave.
La resistencia periférica a la insulina explicaría, en parte, el mayor riesgo de morbi-mortalidad cardiovascular en pacientes con esquizofrenia, así como en la reducción de la esperanza de vida de estos pacientes en comparación con la población general. No obstante, los mecanismos que pueden explicar esta asociación entre esquizofrenia y diabetes no están del todo claros. Se han planteado hipótesis genéticas, de estilos de vida (malos hábitos alimenticios, inactividad física, consumo de tabaco) y relacionadas con determinantes sociales de la salud (precariedad, inseguridad en la vivienda, etc.).
La preocupación por este problema nos llevó a realizar un estudio en el cuál analizamos la asociación entre el diagnóstico de esquizofrenia, la prescripción de antipsicóticos y la incidencia de diabetes en una población atendida en Atención Primaria. Se trata de un estudio observacional de seguimiento de una cohorte (N=227.984) de forma retrospectiva desde el 1 de enero de 2006 hasta el 31 de diciembre de 2010 en 22 centros de salud de un Área Sanitaria de la Comunidad de Madrid. La población de estudio la constituyen sujetos mayores de 24 años, con Tarjeta Sanitaria Individual e historia clínica abierta, con al menos una consulta registrada durante el año 2006. Como variables sociodemográficas se definieron la edad, el sexo y el nivel de renta estratificado en 3 categorías. Las variables clínicas fueron las comorbilidades asociadas a los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, obesidad o sobrepeso, y trastornos del metabolismo lipídico). Se calcularon las tasas de incidencia de diabetes para los diversos años de seguimiento y para el conjunto del periodo analizado. La prevalencia de diabetes fue de 10.5% en los pacientes en tratamiento con antipsicóticos, 8.7% en esquizofrénicos y 7.9% en la población general. La incidencia de diabetes en todo el periodo de seguimiento es superior y estadísticamente significativa (RR=1.45; IC95% 1.22-1.73 p<0.05) en el grupo de los antipsicóticos, sin embargo, en los pacientes con esquizofrenia, aunque es superior a la de la población general no es estadísticamente significativa (RR=1.10; IC95% 0.76-1.58 p<0.05). En la población de esquizofrénicos se encuentran riesgos de incidencia de diabetes superiores a 1, pero no son estadísticamente significativos. Sería posible que no dispongamos de un número suficiente de casos para demostrar asociaciones estadísticas. (La prevalencia de esquizofrenia es del 0.4%). Hay que considerar que las personas con problemas de salud mental graves pueden presentar dificultades en el acceso a los sistemas de salud. La cobertura del cribado cardiovascular de estos pacientes por los profesionales de AP puede ser menor al asumir que el seguimiento de los mismos corresponde a los servicios de salud mental.
La evidencia científica sobre la relación existente entre fármacos, esquizofrenia y diabetes es abundante, pero muestra una gran variabilidad. Estas diferencias pueden estar relacionadas con las diferentes poblaciones de pacientes incluidas en los estudios (edad, antecedentes clínicos, comorbilidades o tratamientos que puedan aumentar el riesgo de diabetes), indicaciones de los antipsicóticos prescritos (tipo de fármaco, dosis, duración del tratamiento) o con diferencias en los métodos de análisis utilizados para determinar el riesgo. Con el diseño de este estudio pretendimos resolver parte de esos problemas: un diseño observacional de cohortes, con una población grande y diversa, siguiendo a pacientes atendidos en AP durante un periodo bastante amplio e incluyendo variables asociadas con el riesgo de diabetes mellitus incidente.
La principal limitación de este estudio tiene que ver con el registro de la información relativa los fármacos antipsicóticos. Por un lado, desconocemos el tipo de antipsicótico prescrito. El riesgo metabólico es mayor para los antipsicóticos de segunda generación, y dentro de estos, el riesgo es mayor para clozapina u olanzapina, y en menor medida con la risperidona. Tampoco conocemos la duración del tratamiento, pero sí sabemos que los efectos metabólicos de los fármacos aparecen de forma temprana, incluso en las primeras semanas. Por otra parte, no disponemos de información relativa a la duración, evolución o fase clínica de la esquizofrenia y estos datos podrían proporcionar una información valiosa en cuanto a un supuesto riesgo metabólico acumulativo.
El seguimiento del paciente esquizofrénico debe ser de tipo integral. os profesionales de AP debemos considerar la esquizofrenia como una enfermedad compleja y multifactorial. El control de la presión arterial, la disminución de los niveles de colesterol y triglicéridos, la pérdida de peso y el aumento de la actividad física, pueden tener un impacto positivo tanto en la diabetes como en las enfermedades psiquiátricas.
Entrada elaborada por Vega García Fernández, farmacéutica de atención primaria, basada en la comunicación oral “Incidencia de diabetes en una población en tratamiento con fármacos antipsicóticos en atención primaria” de V. García Fernández, S. Garrido Elustondo, I. del Cura González, A. Sarría Santamera, Á. Mataix Sanjuan, E. Cruz Martos, que fue galardonado con el primer premio a la mejor comunicación oral en el pasado Congreso de la SEFAP (Granada, octubre 2016)
La autora trabaja actualmente en el área de Sistemas de Información Farmacéutica de la Subdirección de Farmacia y Productos Sanitarios de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene porqué representar la posición de la organización en la que desarrolla su actividad profesional.
1 Comentario