Los inhibidores del co-transportador sodio-glucosa tipo 2 (SGLT-2) actúan, de forma independiente de la insulina, inhibiendo de forma selectiva y reversible el co-transportador sodio-glucosa tipo 2, reduciendo la reabsorción renal de glucosa y aumentando de esta forma su eliminación en orina. Como consecuencia de lo anterior, se produce una diuresis osmótica y una eliminación de glucosa, contribuyendo a la pérdida de peso.
Este grupo, que consta actualmente de tres moléculas (canagliflozina, dapagliflozina y empagliflozina) saltó al estrellato mediático con la publicación de los resultados del ensayo EMPA-REG OUTCOME, en el que la empagliflozina, añadida al tratamiento estándar de la DM2, era el primer antidiabético desde la metformina capaz de reducir la morbimortalidad cardiovascular. Estos espectaculares resultados tuvieron una amplia difusión y fueron acogidos con entusiasmo por numerosos profesionales. Sin embargo, análisis más sosegados y en profundidad del estudio pusieron de manifiesto aspectos criticables de su diseño, ejecución e interpretación de los resultados, recomendando no lanzar las campanas al vuelo demasiado pronto y recordando la necesidad de llevar a cabo un segundo ensayo confirmatorio.
Pues bien, recientemente estos medicamentos han vuelto a ser protagonistas pero en sentido contrario. El 10 de febrero de 2017, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) publicaba una Nota Informativa con el título “Canagliflozina y riesgo de amputación no traumática en miembros inferiores”, resultante del proceso de revisión abierto en mayo de 2016 tras conocerse los resultados preliminares de dos estudios (CANVAS y CANVAS-R) en pacientes diabéticos con riesgo elevado de presentar eventos cardiovasculares, detectándose en ambos estudios un aumento de la incidencia de amputación no traumática de miembros inferiores (MMII) en los grupos con canagliflozina frente al grupo placebo.
Entre las principales conclusiones de la revisión, podemos destacar que se confirma que el tratamiento con canagliflozina podría incrementar el riesgo de amputación no traumática en MMII. Dado que los datos disponibles para las otras dos moléculas del grupo sobre amputación no traumática en miembros inferiores son limitados y no se ha identificado ninguna causa subyacente específica que pueda explicar que este aumento de riesgo sea únicamente atribuible a canagliflozina, no puede descartarse que dapagliflozina y empagliflozina también puedan estar asociadas a un incremento de este riesgo.
El Diccionario de la lengua española define “montaña rusa” como Atracción de feria consistente en una vía férrea estrecha y en declive, con altibajos y revueltas, para deslizarse por ella en carritos y eso parece este grupo de medicamentos, a lomos del cual pasamos a toda velocidad del cielo farmacoterapéutico al abismo. Así, de reducir la morbimortalidad cardiovascular pasamos a un grave efecto adverso que, oh sorpresa, no estaba recogido en la ficha técnica del medicamento.
El mejor antídoto para esto, no nos cansaremos de repetirlo, es recomendar una prescripción prudente, alejada de los cantos de sirena de la promoción comercial y revestida, como bien dice nuestro compañero @rincondesisifo, de una coraza de escepticismo. Las fuentes de información objetivas están ahí, a nuestro alcance; sólo falta que cambiemos las montañas rusas por otras atracciones de la feria que, aunque no parezcan tan espectaculares a primera vista, tienen un largo historial a sus espaldas de seguridad y diversión. Seguro que nuestros pacientes nos lo agradecerán.
Entrada elaborada por Rafael Páez Valle. Farmacéutico de Atención Primaria
El autor trabaja actualmente en el Distrito Sanitario Costa del Sol (Málaga). La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene porqué representar la posición de la organización en la que desarrolla su actividad profesional.