La mejora en la prescripción de estatinas es una de las líneas de trabajo de nuestro servicio de salud, con un doble interés, la seguridad del paciente y la eficiencia en la prescripción.
Diversos estudios sugieren que el balance beneficio-riesgo del tratamiento con estos fármacos no es tan favorable conforme envejece la población. Un 39% de los pacientes mayores de 75 años de nuestro área están en tratamiento con estatinas, de ellos un 13,7% con potencia alta.
En el tratamiento con estatinas coexisten dos corrientes con enfoques terapéuticos muy distintos. Las últimas guías europeas para la prevención cardiovascular en la práctica clínica abogan por un concepto “elástico” guiado por objetivos de c-LDL. Sin embargo, las guías americanas, la guía de práctica clínica de Osteba y la guía NICE no recomiendan monitorizar el c-LDL y la potencia de estatina se instaura según el grupo de riesgo al que pertenezca el paciente. Todas estas guías tratan la indicación para iniciar o deprescribir este tipo de fármacos en población anciana con mayor o menor tibieza. El último estudio publicado relacionado con pacientes mayores, el ALLHAT-LLT, concluye que en población mayor de 65 años y en prevención primaria, el tratamiento con estatinas no muestra beneficio en los pacientes incluidos. Además, otra fuente que incorpora variabilidad en el tratamiento de las dislipemias es que intervienen médicos de atención primaria y de hospital.
Con todo esto sobre la mesa, se nos planteaba el reto de unificar criterios y poner de acuerdo a profesionales de distintos ámbitos, para trabajar todos en la misma dirección. Inicialmente, el método Delphi reunía las características para abordar este tema.
La técnica Delphi es, fundamentalmente, un método que estructura un proceso de comunicación grupal. Permite a este grupo de individuos, como un todo, analizar y reflexionar sobre un tema del que no se dispone de información concluyente, y acercarse total consenso.
Parece que este método fue ideado originalmente en Estados Unidos para realizar predicciones sobre un caso de catástrofe nuclear. Desde entonces, las empresas lo usan para orientar el desarrollo de sus estrategias. Cada vez más, se usa en la investigación de la salud para tratar problemas complejos en los que, de momento, la evidencia disponible es insuficiente para pronunciarse a favor o en contra de una intervención. Un ejemplo de la aplicación de esta técnica a la investigación de salud es este consenso de desprescripción.
Tras una exhaustiva búsqueda bibliográfica por parte de nuestro Servicio de Farmacia, recogimos los aspectos más “controvertidos” del tratamiento con estatinas, y planteamos un cuestionario con 22 preguntas con distintas opciones de respuesta. El cuestionario se planteó a un grupo de seis expertos: tres médicos de atención primaria implicados en grupos de trabajo de riesgo cardiovascular, y un médico de cada una de las especialidades de Medicina Interna, Cardiología, y Endocrinología y Nutrición. La comunicación fue a través de correo electrónico y se completó en seis meses. El desarrollo se describe en la imagen siguiente:
El resultado final ha sido el documento de consenso “RECOMENDACIONES PRESCRIPCIÓN ESTATINAS” que se ha editado en formato bolsillo y que contiene los siguientes apartados: 1) estimación del riesgo cardiovascular, 2) valoración de inicio de tratamiento, 3) valoración de la respuesta al tratamiento, 4) selección de estatina, 5) monitorización del tratamiento y 6) interacciones de estatinas.
Hemos presentado el documento en los centros de salud a través de sesiones, y estamos a la espera de resultados en mejora en los indicadores de prescripción (que presentaremos en el congreso de la SEFAP en Murcia). El análisis de las encuestas de satisfacción muestra una gran aceptación del enfoque de la intervención. La valoración media sobre la posibilidad de aplicar lo aprendido en su puesto de trabajo es de 7,3 sobre 10.
Los Servicios de Farmacia de Atención Primaria somos gestores del conocimiento y añadimos calidad a los servicios sanitarios a través de esta función. No podemos obviar las técnicas que usan las grandes empresas, es más, debemos ser líderes en el traslado de estas técnicas a nuestro trabajo. Estamos hablando de realizar análisis DAFO, de aplicar el modelo EFQM y la filosofía lean a los procesos sanitarios… Todas estas nuevas formas de gestión han demostrado redundar en beneficios a las empresas, no esperemos más a utilizarlas en de beneficio para los pacientes y la eficiencia del sistema.
Entrada elaborada por Sara Barbadillo Villanueva y Carmen Marquina Verde farmacéuticas de atención primaria
Las autoras trabajan actualmente en la Gerencia de Atención Primaria de Burgos. La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene porqué representar la posición de la organización en la que desarrolla su actividad profesional.