El objetivo de esta entrada es contaros por qué es importante revisar periódicamente el tratamiento crónico de los pacientes diagnosticados de insuficiencia cardiaca (IC) y cómo realizamos nuestra intervención en nuestro área sanitaria.
La IC es una patología prevalente en nuestra sociedad. Se estima que en torno a un 1-2% de la población adulta en países desarrollados la padecen, porcentaje que aumenta a más del 10% en personas mayores de 70 años. En los últimos 30 años, los avances en los tratamientos han mejorado la supervivencia y han reducido la tasa de hospitalización de estos pacientes, aunque los resultados siguen sin ser del todo satisfactorios. Las últimas guías publicadas sirven de ayuda a los profesionales de la salud a tomar decisiones en la práctica clínica diaria basadas en los datos disponibles.
La muerte súbita y la descompensación de la enfermedad son las principales causas de muerte y entre los motivos de descompensación destaca la causa farmacológica, razón por la cual decidimos realizar una estrategia para mejorar la seguridad de estos pacientes.
¿Quiénes somos y cómo trabajamos?
Nuestro Servicio de Farmacia está formado por 12 farmacéuticos, de los cuales, 2,5 plazas corresponden a farmacéuticas de atención primaria (FAP). Nuestra área sanitaria atiende a un total de 260.000 habitantes a través de 8 centros de AP, 3 consultorios locales y un hospital de 450 camas.
El hecho de ser un servicio de farmacia que integra la farmacia de AP y la hospitalaria, nos permite trabajar en común por la transversalidad asistencial de nuestros pacientes, aprovechando el contacto directo con médicos especialistas tanto de la AP como de la atención especializada.
La revisión farmacoterapéutica como estrategia para mejorar la seguridad en pacientes con IC.
La estrategia de mejora se basó en una actividad formativa dirigida a los médicos de AP a través de una sesión en cada centro en la cual se hizo una revisión del tratamiento de la IC haciendo especial énfasis en los fármacos que pueden empeorar o descompensar dicha patología.
Por otra parte, revisamos la medicación de todos los pacientes adultos diagnosticados de IC que tuvieran fármacos potencialmente inapropiados (FPI), con un alto grado de evidencia según las recomendaciones de la Sociedad Americana de Corazón (AHA según las siglas en inglés), que hubieran presentado un episodio de descompensación de la IC durante el periodo enero 2018 – marzo 2019.
Los FPI seleccionados fueron los antidepresivos tricíclicos (AT), citalopram y escitalopram, los antidiabéticos pioglitazona, saxagliptina, vildagliptina, todos los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), cilostazol, diltiazem, dronedarona y pramipexol. La AHA recomienda valorar el cambio a tratamientos alternativos y en el caso de los antidepresivos citalopram y escitalopram, no superar las dosis máximas recomendadas en función de la edad del paciente, es decir, que en pacientes mayores de 65 años no se superen las dosis de 20 mg/día de citalopram o 10 mg/día de escitalopram.
La revisión fue realizada por la FAP quien valoró la adecuación de la prescripción individualizada de cada paciente seleccionado y en caso necesario, recomendó al médico responsable de la prescripción la revisión del tratamiento, ofreciendo las alternativas posibles para facilitar el cambio.
¿Qué resultados obtuvimos?
Se detectaron 454 pacientes en tratamiento activo con FPI de un total de 3.066 pacientes activos diagnosticados de IC, lo que equivale a un 15%. De estos se seleccionaron los 111 que habían sufrido una descompensación de la IC durante el periodo de estudio, lo que equivale a un 25%.
Dichos pacientes tenían una mediana de edad de 85 años [37-98] y el 71% eran mujeres. Se revisaron 134 FPI de los cuales un 26% (35) se catalogaron como realmente inadecuados al tener en cuenta la situación del paciente y la dosis prescrita.
Los fármacos mayormente implicados fueron: citalopram (29%), escitalopram (23%), pramipexol (11%) y AINE (9%), siendo un 30% de las prescripciones indicadas por la atención especializada.
El grado de aceptación global de nuestras recomendaciones fue del 63%. La mayoría de los cambios se realizaron de manera inmediata y alguno se programó para su realización en la siguiente visita con el paciente.
La mayoría de las recomendaciones dirigidas al médico de familia fueron aceptadas. Sin embargo, la aceptación por parte de la atención especializada en el momento de la realización del estudio fue solamente de un 1% aunque tras una revisión 6 meses después, el grado de aceptación aumentó al 36%.
Take home messages
Creemos que es importante realizar revisiones periódicas de adecuación farmacoterapéutica en esta población de pacientes ya que una cuarta parte de los pacientes que estaban en tratamiento con fármacos potencialmente inadecuados sufrió una descompensación durante el periodo de estudio. Respecto a la aceptación de las recomendaciones, observamos que fue menor por parte de la atención especializada, pero tenemos que tener en cuenta que son pacientes con mayor complejidad clínica.
Como farmacéuticos debemos promover la seguridad de los tratamientos farmacológicos, independientemente de si las prescripciones son del ámbito de la primaria o de la especializada. Habrá áreas asistenciales donde el contacto con los profesionales de la especializada será más complicado, pero deberíamos intentar buscar la manera de aproximarnos por el bien de nuestros pacientes.
Entrada elaborada por Sara Gallardo Borge FAP y especialista en Farmacia Hospitalaria.Fundación Asistencial Mútua Terrassa.
La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene porqué representar la posición de la organización en la que desarrolla su actividad profesional.