Los fármacos de acción sintomática lenta (SYSADOA, por sus siglas en inglés Symptomatic Slow Acting Drug for OsteoArthritis) son un grupo de medicamentos también conocidos como condroprotectores, utilizados en artropatías y condropatías, que incluyen: glucosamina, condroitin sulfato y diacereina. Durante años han sido motivo de discusión por su escaso valor terapéutico, pero aun así financiados por el Servicio Nacional de Salud en España. El objetivo de esta entrada es compartir con vosotros esta crónica que ya desde sus inicios anunciaba la muerte “terapéutica” de estos medicamentos.
…Los inicios…
¿Qué nos decía la evidencia científica?
Desde los inicios de su comercialización, estos medicamentos han sido ampliamente cuestionados en las principales fuentes de difusión farmacoterapéutica de reconocido prestigio tanto en el ámbito nacional como internacional, desde famosos boletines de información terapéutica hasta informes oficiales de asesoramiento. Así, tenemos por ejemplo al comprimido, que ya en el 2010 se hacía eco de la baja utilidad terapéutica de los SYSADOA, al rincon de sísifo, que en el 2012 nos explicaba cómo no había una evidencia sólida que respaldara la eficacia de estos productos o bien al informe publicado en el 2014 por el Servicio de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del País Vasco, donde se concluía que estos fármacos no son más efectivos que placebo en el tratamiento sintomático de la artrosis, además de que las guías publicadas en lengua castellana no cumplían los criterios mínimos de rigor metodológico. En base a los resultados obtenidos en este trabajo, los autores ya recomendaban eliminarlos de la financiación pública por su nula efectividad, así como promover acciones educativas entre los profesionales y pacientes sobre el manejo de esta patología .
… El debate…
Nos atreveríamos asegurar que estos medicamentos nunca han dejado indiferente a nadie, provocando un intenso debate en todo tipo de foros, ya sean de ámbito científico-técnico como mediático -social o incluso legal, unos apelando a la fuerte evidencia científica que no apoya su utilización y otros sin embargo apelando a otro tipo de cuestiones de forma particular o en el ámbito de distintas asociaciones. Comienza así una ardua contienda en la que presenciaremos distintas estrategias que condicionarán el futuro de los SYSADOA.
…Cuando el marketing no lo es todo…
Ante esta situación cabría preguntarnos: ¿ por qué son tan usados estos fármacos en nuestro medio? Inicialmente la respuesta podría residir en que han sido promocionados a través de una buena estrategia de marketing y una supuesta seguridad y tolerabilidad que de alguna manera han podido aumentar sus expectativas. Así, en relación al marketing, ya hacían alusión a él nuestros compañeros de Madrid en una carta al director de la revista Atención Primaria en 2012, donde subrayaban claramente cómo parecía evidente que, en el caso de los SYSADOA, su prescripción estuviera más determinada por los condicionamientos del mercado que por los aspectos que deberían regirlo, como son fundamentalmente las evidencias de seguridad y eficacia. Es, por otra parte también, este aspecto de seguridad que no debemos obviar, como así queda reflejado en la nota informativa de la AEMPS del 2014 sobre la diacereina, donde se ve sometida a importantes restricciones de uso.
Pero probablemente, para poder responder mejor a esta pregunta tendríamos que realizar un análisis mucho más profundo y complejo en el que jugaría un papel muy importante la alta medicalización de nuestra sociedad, que busca soluciones médicas a problemas que hunden sus raíces en determinantes sociales, quedando pues en muchos casos sin solución aparente. Pero esto quizás podría ser aplazado para otra futura entrada…
…El desenlace… ¿una “muerte” esperada : la desfinanciación quizás?.
Ya en Noviembre del 2019 el Ministerio de Sanidad en España dentro de sus legítimas competencias en aras de un Uso Racional del Medicamento, comenzó a trabajar en la desfinanciación pública de los SYSADOA, quedando así excluidos de la misma a partir del 1 de noviembre 2020 , al igual que ocurre en otros países europeos (Francia, Austria, Bélgica, Dinamarca, Eslovenia, Eslovaquia, Irlanda, Islandia, Lituania, Noruega y Países Bajos). Por el contrario, en otros países como Estados Unidos y Reino Unido nunca han sido financiados y siempre han sido considerados suplementos dietéticos de adquisición en supermercados o tiendas de nutrición.
Era de esperar que tarde o temprano el Ministerio de Sanidad planteara firmemente la desfinanciación de estos fármacos, pues todo siempre ha apuntado a la existencia de argumentos éticos suficientes para evitar su empleo o incluso incluirlos en programas específicos de deprescripción, apelando a un Uso Racional del Medicamento en el ámbito de un encuadre, ético y legal, pudiendo ser además, una buena oportunidad para apostar, por ejemplo, en invertir nuestros recursos en mejorar los determinantes sociales que tanto influyen en nuestra preciada salud, especialmente en aquellas personas de mayor fragilidad.
No obstante, y para sorpresa de todos, la Fundación Internacional de Pacientes con Artrosis (OAFI) (con la que colaboran entre otras entidades, distintas compañías farmacéuticas comercializadoras de SYSADOA) ha presentado un recurso de alzada ante la Secretaría de Estado de Sanidad, solicitando que se revoquen las decisiones adoptadas por parte de la Dirección General de Cartera Común de Servicios del SNS y Farmacia. Como resultado y a pesar de todos los expedientes de desfinanciación ya cerrados y revisados, se ha optado por una suspensión cautelar de la decisión de exclusión de la prestación pública de algunos SYSADOA, hasta que se resuelva el recurso, ganando así probablemente algunos meses más de uso y por ende de ventas.
Y es de esta manera finalmente como termina nuestra crónica sobre los SYSADOA, un grupo de medicamentos que con más pena que gloria han pasado por la financiación pública del SNS español, no sin dejar antes, un agujero negro considerable en las siempre mermadas arcas públicas del estado. Esperemos que en estos debates gane finalmente la evidencia científica de calidad, además de la ética, y podamos tener el desenlace esperado: un D.E.P.
Entrada elaborada por Olga Ortiz Rodríguez. Farmacéutica del Área de Salud Llerena-Zafra. La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene por qué representar la posición de la organización en la que desarrollan su actividad profesional.
Buen blog!!