La integración del Farmacéutico de Atención Primaria (FAP) en los equipos asistenciales de atención a residencias en la Comunidad de Madrid, ha supuesto un impulso en la revisión de tratamiento centrada en la persona y de manera multidisciplinar. Además, la mayoría de estos pacientes presentan elevada complejidad clínica y tienen una situación institucional peculiar. Por ello, la visita presencial del FAP a estos pacientes en sus residencias ha permitido un progreso en la efectividad de la revisión de tratamiento.
Pero ¿cuáles son los puntos clave de este avance?
Como ya sabemos, la revisión de la medicación implica un análisis exhaustivo del tratamiento médico del paciente, con el propósito de mejorar los resultados de salud y reducir los posibles riesgos relacionados con los medicamentos y errores de medicación. Este proceso no es llevado a cabo exclusivamente por el FAP, sino que requiere la colaboración del equipo clínico multidisciplinar que, en ocasiones, no es nada fácil conseguir; además, se presenta como imprescindible la participación activa del paciente y la consideración de sus preferencias y su entorno.
Por todos es bien conocido el modelo de revisión de tratamiento centrada en la persona que propone SEFAP. En esta entrada vamos a ver, paso a paso, qué tienen de peculiar las diferentes etapas de la revisión de tratamiento cuando acudimos a visitar al paciente institucionalizado.

Etapa 1: Valoración centrada en la persona
En esta primera etapa, donde definimos qué objetivo terapéutico vamos a proyectar en la revisión de tratamiento, el punto clave se encuentra en la visita al paciente en su residencia, ya que da lugar a la toma decisiones compartidas con otros profesionales que también acuden a nuestra visita; como pueden ser el médico privado de la residencia, médicos de Atención Primaria, enfermeras, gerocultores, trabajadores sociales, psicólogos … Y por supuesto, el paciente, y en ocasiones, hasta su familia.
Esta decisión, a veces ajena al farmacéutico, se vuelve resolutiva y ágil y es donde nosotros tenemos gran influencia. Nunca hay que olvidar en esta etapa que el objetivo terapéutico de su tratamiento va a estar alineado al objetivo asistencial del paciente, y éste, va a ser de mutuo acuerdo entre todos.
Etapa 2: Valoración de los problemas de salud
En segundo lugar, debemos identificar los problemas de salud y jerarquizarlos.
En los pacientes institucionalizados conviven varias historias clínicas, en ocasiones no conciliadas entre sí. En primer lugar, está su historial clínico privado que lidera el médico de la residencia, por otro lado, la historia clínica de Atención Primaria; y, finalmente, la de Atención Hospitalaria. Si es difícil hallarse en un historial clínico… ¡Imagínate en tres! En ocasiones, existen varios médicos prescriptores sin comunicación entre sí. Esta situación obstaculiza el acceso a la información clínica real del paciente y dificulta la precisión de la revisión de su tratamiento. Por ello, el 50% de los problemas relacionados con medicamentos detectados en las residencias tienen que ver con errores de conciliación. No te sorprende, ¿verdad?
Por otra parte, la oportunidad de realizar una entrevista clínica con el paciente o con sus familiares y/o cuidadores principales, en caso de que existiera alguna incapacidad de comunicación, nos permite conocer los problemas de salud que más importan al propio paciente y adaptar la intervención a sus consideraciones y su entorno. A su vez, también nos ayuda a hacer una jerarquización real de los problemas de salud, teniendo en cuenta las decisiones clínicas y las del propio paciente.
Etapa 3: Valoración centrada en el medicamento
Esta etapa es quizás la más parecida a la del paciente ambulatorio. En ella vamos a valorar cada uno de los medicamentos a través del algoritmo que propone SEFAP: necesidad, efectividad, adecuación y seguridad. En el caso de pacientes institucionalizados, este paso se suele realizar posterior a la visita, donde se busca un espacio donde reunirnos todos los profesionales y discutir las recomendaciones propuestas, cada uno desde su punto de vista.
Etapa 4: Plan farmacológico individualizado
Finalmente, de manera coordinada y tras un análisis exhaustivo de la situación, se deciden las recomendaciones y en qué orden se van a hacer efectivas. En ocasiones este nuevo plan farmacológico se demora, ya sea porque necesitamos actualizar algunos resultados analíticos o bien porque debemos contar con la decisión de otro médico del ámbito hospitalario, no presente en la visita.
Como conclusión…
La integración del FAP en los equipos asistenciales de las residencias ha permitido apoyar a los pacientes para un mejor uso de su tratamiento farmacológico e identificar problemas relacionados con los medicamentos de manera más eficaz, reasignar la demanda asistencial en el centro hacia los circuitos de atención más eficientes y garantizar una prescripción más segura y eficiente del tratamiento crónico, con un aumento de la seguridad del paciente y su bienestar y satisfacción.
Entrada elaborada por Marina Peláez Agudo (Farmacéutica de Atención Primaria, Unidad de Atención a Residencias de la Dirección Asistencial Sur. Servicio de Farmacia de Atención Primaria. Madrid), ganadora del premio a la mejor revisión farmacoterapéutica en el XXVI Congreso SEFAP
La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene por qué representar la posición de la organización en la que la autora desarrolla su actividad profesional.
Foto de portada: Foto de Diana Polekhina en Unsplash
Excelente entrada y presentación!
Me gustaria preguntaros el porqué proponeis retirada inmediata de solifenazina y en cambio progresiva de propiverina i mirabegron cuando todo apunta a una falta de efectividad y beneficio/riesgo desfavorable dado que la paciente está utilizando 6 AIU diarios de máxima absorción.
Muchas gracias.
Hola Mercé, muchas gracias por tu interés!
Lo ideal, como bien dices, sería la retirada de todos los fármacos con indicación de incontinencia por el balance riesgo/beneficio desfavorable además del uso concomitante de absorbentes. Pero hay que ir poco a poco y con seguimiento estrecho, especialmente en los pacientes psiquiátricos e institucionalizados donde el flujo de información es más delicado. En concreto, esta paciente joven se encontraba reticente al cambio, por lo que tuvimos que explicárselo muy bien e ir progresivamente.
El motivo por el que decidimos empezar con la solifenacina fue porque suponía un mayor riesgo de carga anticolinérgica posiblemente asociada a otros problemas de salud que manifestaba una y otra vez la paciente. Además de una duplicidad de antimuscarínicos con propiverina.
Espero haberte aclarado.
Un abrazo
Marina