Varios autores indican que la colaboración eficaz entre médicos y farmacéuticos se ha demostrado como un factor clave para obtener resultados positivos sobre la farmacoterapia, particularmente del paciente mayor y polimedicado. Sobre esta afirmación inicial, nació la idea de realizar nuestro estudio de investigación.
El hecho es que, las revisiones del tratamiento (RT) farmacológico que habitualmente realizamos en nuestro día a día los farmacéuticos de atención primaria (FAP) a los pacientes mayores, en algunas zonas de nuestro entorno, nos parecía que habían evolucionado localmente hacia un modelo más coordinado y con mayor grado de comunicación con el médico de familia. El feedback de los profesionales con este modelo de trabajo ‘más colaborativo y coordinado’ se percibía como positivo en ese momento, por eso quisimos comprobar que era así.
De esta manera, planteamos un estudio de dos cohortes históricas retrospectivas: una cohorte de grupo control (pacientes a los que se realizó RT estándar por el FAP) vs una cohorte de grupo intervención (pacientes a los que se realizó RT coordinada con el MAP prescriptor).
Tenemos que partir de la base que en todos los pacientes (tanto los de la cohorte de revisiones estándar, como los de la de revisiones coordinadas), se realizaron unas actividades comunes, que son las propias del proceso sistemático de RT (detección de paciente candidato, recogida de datos demográficos, clínicos y farmacoterapéuticos en la historia clínica, elaboración del informe aplicando la metodología de revisión de la SEFAP, emisión de recomendaciones al tratamiento farmacológico y comunicación al médico prescriptor vía telemática).
En los pacientes de la cohorte de revisión coordinada, además de estas actividades, se realizaron reuniones face-to-face con el médico. Una reunión inicial para establecer objetivo diana de pacientes a revisar, y posteriormente una reunión para puesta en común y debate de las recomendaciones propuestas por el FAP. Es decir, este modelo añade un extra de coordinación entre médico y farmacéutico.
En este sentido cabe destacar que, en ambos modelos de RT, el impacto ha sido positivo tras la intervención del FAP, observando mejora en las tres variables principales. Si bien, de forma estadísticamente significativa, hemos obtenido mayor grado de reducción en estas variables en el modelo de RT coordinada con el médico, por lo que podemos asumir que el impacto de las RT, tal y como se ha definido en nuestro estudio, es mayor cuando el farmacéutico trabaja en estrecha colaboración con el médico.
Es difícil asumir que nuestra intervención ha impactado de forma directa en la mejora de resultados en salud. En la mayoría de la bibliografía consultada, la evidencia del impacto de las RT sobre resultados en salud, calidad de vida o coste efectividad es muy heterogéneo, probablemente porque estas variables son multifactoriales y a veces no suficientemente sensibles. Se necesitan estudios prospectivos de seguimiento amplio que permitan demostrar la tendencia positiva en resultados en salud observada.
En cuanto a las limitaciones del estudio, si bien, de acuerdo a nuestros hallazgos, la experiencia de colaboración entre profesionales médicos y farmacéuticos reafirma el impacto positivo en la reducción de la polimedicación, es cierto que la revisión farmacoterapéutica por el FAP no ha contemplado la evaluación clínica del paciente. En este sentido, se tiende cada vez más a realizar revisiones de tratamiento centrada en la persona, en la que es determinante realizar una valoración multidimensional integral de las dimensiones clínica, funcional, mental y social del paciente, tal y como indica el Informe de Posicionamiento SEFAP.
Por otro lado, no se realizó un cálculo previo del tamaño de la muestra y, por este motivo, hemos obtenido un desequilibrio entre el número de TR en el modelo coordinado y el número de TR en el modelo estándar; si bien cabe destacar que, al tratarse de un estudio práctico, realizado en condiciones reales y con criterios de selección no muy restrictivos, la aplicación de nuestro modelo colaborativo puede extrapolarse y ser reproducibles de forma sistemática en otras regiones y/o ámbitos asistenciales, pudiendo de esta forma generalizar las conclusiones obtenidas.
Entrada elaborada por Carmen Herrero Domínguez-Berrueta. Farmacéutica de Atención Primaria de la Dirección Asistencial Noroeste de Madrid.
La publicación de esta entrada se ha realizado con carácter personal y no tiene por qué representar la posición de la organización en la que desarrolla su actividad profesional.
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